
La carrera por las ventas en fast fashion
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Cuando ideamos, diseñamos y producimos una prenda o un complemento, está claro que no hay mejor recompensa que las personas la disfruten. Que además tenemos que conseguir que nuestra actividad sea rentable para ser sostenibles en el tiempo, es evidente.
Los inicios de la producción
En las primeras décadas de la producción industrial, tal y como la entendemos hoy en día, consumo y producción estaban muy relacionadas. La demanda de productos nuevos era alta, por lo que las fábricas se especializaron no solo en hacer el producto. Si no también en cómo mejorar sus tiempos de producción. Desde la obtención de la materia prima, la cadena de suministros, el diseño y la logística final para poner a disposición de las personas aquello que tanto deseaban tener.
A medida que la demanda se estabiliza, que las personas empiezan a disponer de todo aquello que pueden comprar; se hace necesario que las empresas revalúen los procesos. Entiendan que la necesidad ya no está en producir de manera rápida. Es urgente desacelerar el sistema y buscar nuevas manera de producir. Hemos de ser conscientes de las consecuencias de nuestras acciones y poner el foco de nuevo en las personas.
El excedente de producto
En este camino, ante el excedente de producto y unas fábricas solo útiles si están en un proceso de producción constante. Las marcas tuvieron que inventar aquello de “generar necesidades”. Para que las personas comprásemos más y más. Así empezaron a explicarle “al mercado” que necesitaban mucho aquello que no tenían, y lo bien que se iban a encontrar una vez lo tuvieran. Para al poco tiempo volver a insistirles con un nuevo producto.
La industria de la moda tardó en entrar a este modelo productivo, donde tiene más importancia la producción que la demanda, pero una vez llegó el resultado ha sido imparable.
Y así llegamos a lo que se llamó “la democratización de la moda”: hacer accesible la moda al mayor número de personas posibles. Algo que en un principio era muy positivo y social se ha convertido en el problema que ahora tenemos. Para que la moda se pudiese “democratizar”, es decir se abaratase su precio, se tuvieron que construir grandes complejos de producción: edificios, personas, maquinaria… pero también las famosas “necesidades”.
Para llegar a más personas, se han tenido que hacer productos más asequibles, con materias primas más económicas, procesos productivos económicos, mano de obra menos costosa y una variable muy importante: tiempo.
De cómo pasamos de las 2 colecciones al año a más de 15
El tiempo ha sido un factor determinante: ser los primeros en poner una prenda en el mercado. Los primeros en trasladar una tendencia a las calles. Los primeros en crear “necesidades” para que las personas quieran comprar lo primero que pongamos en nuestras tiendas. Haga frío o calor, lo necesitemos o no, lo importante es hacer creer que lo necesitamos, y lo antes posible.
Además esta carrera por las ventas ha tenido que incrementar sus momentos de salida. Hasta el punto que la salida y el spring final se confunden. Hemos pasado de dos temporadas a cuatro. De cuatro a combinarlo con cápsulas o colecciones temporales y pasamos a tener 6 temporadas. Pero como parecía que el mercado todavía tenía más “necesidades” ahora estamos en un modelo de fast fashion con 12-15 colecciones anuales más las cápsulas temáticas.
Toda una carrera para un consumidor que poco a poco parece darse cuenta que lo importante no es lo que la marca produzca, si no lo que él quiere comprar.
Este artículo forma parte de la colección de artículos sobre Moda Sostenible y Moda Circular que escribimos en colaboración.
Salvador Cayuela
Building Experiences
Aglaia Gomez
Consultora en moda circular
Olga Fuenmayor
Dirección y Organización Producción
Antonio Solé Cabanes
Consultor y formador en tecnología textil y gestión de la calidad
Excelente reflexión Salvador. Responde a la realidad actual, la cual es necesario revertir racionalizando el consumo y, por tanto, también la producción.
Saludos,
Antonio
Que buen artículo Salvador! muy bien explicada la problemática que tenemos ahora mismo. Confío en que poco a poco todos tomaremos conciencia.
Saludos
Sara
Como la vida se compone de ciclos y éstos son circulares, estamos viviendo la vuelta a la introspecció a darle más importancia a la propia esencia que a los influjos externos y también estamos viendo ese cambio en el consumo, tomando el mando el consumidor, que poden productos genuinos, artesanos y reciclados.
Si hacemos zapatos y bolsos de los desechos que antes hemos producido, todavía podemos confiar en el sentido común.
Muy buen resumen de lo que ha pasado, personalmente lo he vivido desde adentro del sistema productivo y he visto como ha contribuido a una baja de la calidad en la capacidad laboral de las personas que trabajan en el producto , al tener que producir ideas y re formulaciones de productos a velocidades insospechadas. Productos cuyo proceso productivo tiene un tiempo necesario , aunque sea el mas optimizado de todos.