
Autor
Asesora en desarrollo y producción de moda NewUs
Editora de Seampedia
Una de los retos de hoy, y de siempre, de los talleres de confección textil es el de alcanzar el umbral de rentabilidad que haga viable su actividad. Un reto que no es fácil abordar debido a los muchos y muy diversos factores que intervienen en su actividad.
Hoy haremos una revisión de estos factores con la intención de ir profundizando en cada uno de ellos en posteriores artículos. Aprovecho la ocasión para invitaros a que hagáis vuestra aportación en un tema que cada vez más se está convirtiendo en angular para la viabilidad de las marcas de moda.
El tamaño importa
Una de las características de los talleres del país es su pequeño tamaño. En el año 2020 había 9.089 Industrias de la confección y de la peletería de las cuales 4.723 estaban compuestas trabajadores por cuenta propia sin empleados a su cargo, 3.698 micropymes (de 1 a 9 empleados), 657 pymes (de 10 a 199 empleados) y 11 grandes empresas (más de 200 empleados) (Fuente: INE. DIRCE Empresas a 1 enero de 2021).

Es esta una realidad que lastra el crecimiento de la industria, su pequeño tamaño le resta capacidad inversora. Inversión imprescindible para la mejora en tecnológica, investigación de nuevos sistemas de organización y en la misma organización empresarial. Abocándola a una actividad diaria de supervivencia.
Atomización e invisibilidad
A pesar de ocupar casi el 4% de la industria del país, las 9.078 Micropymes y Pymes se encuentran escasamente representadas a nivel empresarial.

Una atomización del sector que dificulta el asociacionismo empresarial. Ni en federaciones ni en colectivos que representen sus intereses frente a las administraciones y otros organismos. Si bien la industria textil, entendiendo esta la relacionada con la fabricación de tejido, está bien representada en todo tipo de asociaciones y federaciones empresariales a nivel regional, nacional, europeo e internacional. La industria propiamente de confección, ya sea de prenda de vestir, accesorios u hogar, dispone de poca representación regional y nacional, no así a nivel europeo e internacional.
Circunstancia que contribuye a la invisibilidad de esta parte de la cadena de valor de la moda. La contribución del sector productivo en la industria de moda queda permanente oculto. Sin espacio para el reconocimiento ni para el debate sobre sus necesidades, dificultades y retos. Sin reconocimiento difícilmente encontrará recursos para superar los retos que ha de afrontar.
Salarios bajos y escasez de personal cualificado
Los bajos precios característicos del sector ha llevado a una precarización progresiva del sector. Salarios bajos y economía sumergida caracterizan el sector. Según el convenio del 2022 la franja salarial en la confección se mueve entre los 915,26 € y los 1.382,27 en su rango más alto. Los bajos salarios conllevan un bajo nivel en la formación y preparación del personal que trabaja en la industria.

Un bajo nivel salarial que contrasta con el alto grado de experiencia que requiere la profesión. Se requiere haber confeccionado muchas prendas para que una maquinista alcance la habilidad de una oficiala de primera. Un esfuerzo que se ve poco recompensado y poco reconocido por el resto de agentes que forman parte de la cadena de valor. Y que motiva la incorporación de nuevos trabajadores. Al trabajador nacional no le resulta atractivo una especialidad profesional de escasa remuneración y reconocimiento. Provocando la escasez de personal preparado para cubrir los puestos que requiere la industria. Las empresas están teniendo importantes dificultades para cubrir los puestos vacantes que tienen de maquinistas y cortadores.
Otro aspecto relacionado con estas circunstancias es la falta de profesionales técnicos, de grado superior o licenciados especializados en confección.
Poco tamaño, bajo nivel de gestión
El pequeño tamaño de las empresas, la atomización y la escasez de mandos intermedios con estudios superiores específicos abocan a una empresa con poca capacidad de gestión. Afectándole tanto a nivel organizativo del día a día como en su capacidad de adaptarse a los cambios que está experimentando el sector moda a nivel nacional e internacional.
Ser capaz de dar un giro estratégico en el taller requiere tener una serie de conocimientos y habilidades propios de la gestión de empresa y especializados en la confección. Aspectos como planificación, organización, gestión de recursos, innovación, plan estratégico, etc. Son difíciles de abordar desde la experiencia de una encargada de taller.
Uno más en la cadena de valor de la moda
El taller de confección es uno más de los eslabones de la cadena de valor de la moda y merece el reconocimiento la aportación que hace en la misma. Sin dicho reconocimiento, y justa compensación por su valor, la supervivencia del mismo se ve comprometida. Pero no nos engañemos, el taller como eslabón de esta cadena, es necesario para el cambio que necesita abordar el sector. Sin su participación dicho cambio compromete al del resto de agentes implicados.
Tengámoslo en cuenta y empecemos a darle la visibilidad y reconocimiento que se merece. Nos va el futuro en ello a todos los que estamos implicados en la moda.
