
Autor
Dámaso López del Valle Martínez
Consultor de Ingeniería de Procesos
Cuando el directivo se olvida de su cometido
y empieza a creerse un Dios
He llegado a muchas empresas y lo primero que he percibido es la separación técnica y emocional que hay entre los directivos y los empleados de planta. Hace años que creo en esta frase, que a mucha gente le parece algo sin importancia.
“dame una buena persona, que haremos de el un buen técnico”
La experiencia me dice que es así en la mayoría de los casos, las personas que tienen valores de lucha y de empatía con los demás, terminan siendo personas muy productivas en sus respectivos campos de actuación. Son personas que conectan con los demás y saben transmitir esa actitud de positividad que se necesita para hacer las cosas bien y cuando los elevas a puestos directivos son “lideres” en vez de “jefes”.
Jefe
Para mi es aquel que tiene que imponer las directrices a las “bravas”. Con el típico “ordeno y mando”. Y quien no obedece a raja tabla, aunque no sea lo mejor para el bien común de la sección o empresa, es defenestrado sin ningún pudor. Y por tanto, finalmente desechado por mas valía profesional y personal que tenga.
Líder
Es todo lo contrario a lo que acabo de explicar del jefe, es su antítesis en la forma de actuar y de motivar a “su” gente. Un líder abre el camino. Demuestra y convence de porque se deben hacer las cosas de un modo u otro. Trata por todos los medios de potenciar las virtudes de las personas de su equipo. De pulir los defectos para que no sean un impedimento en ningún caso para el desarrollo de su tarea.
Un líder felicita en grupo y, si tiene que llamar al orden a alguien, lo hace en privado. No humilla ni con las palabras, actitudes o miradas. Evidentemente todos trabajamos por dinero. Pero hay un condicionante para mi muy importante, que es la motivación personal que ejercen los directivos sobre sus subordinados. Esa palmadita con afecto en la espalda y la frase, “muy buen trabajo fulanito”. Muchas veces es el detonante para sacar lo mejor de esa persona por mucho tiempo.
Misión
El cometido de todo buen directivo, y llamo directivo a todo aquel que tiene personas a su cargo en una organización, sea del tipo que sea, es el de “hacer fácil el trabajo de todos los demás”. Ahí muchas veces me han contestado, yo estoy aquí para organizar, no para hacerles fácil el trabajo a “estos”. Si, así como lo escribo, “estos”. Mi gente, mis colaboradores nunca han sido “estos”. He dirigido una fábrica con 350 personas a mi cargo, con tan solo 7 mandos intermedios, y funcionaba todo perfecto gracias a ellos. Gracias a su esfuerzo y motivación. Yo tan solo me dedicaba a lo que dije arriba, a tratar de que su trabajo fuera lo más fácil posible.
Entonces yo me pregunto, hacer esto, ¿no es organizar?. Cada paso que dábamos en organizar con mi equipo, primero lo estudiaba y comentaba con ellos antes de ponerlo en práctica. Para que fueran parte activa del proyecto a revisar. En esta empresa cambiamos un sistema de fabricación por paquetes en masa y por líneas. En una Fabricación Flexible en solo una línea, y no fue nada sencillo, tuvieron serias dudas de que pudiéramos lograrlo. Sin embargo al ponerlo en funcionamiento y ver los resultados inmediatos, pusieron todo su esfuerzo en lograrlo, trabajando codo a codo conmigo en planta.
El título de este articulo viene a colación, por esas personas que tienen “poder” sobre los demás. Se olvidan muy rápido que realmente los directivos estamos desde el primero, o sea el CEO de la empresa hasta cualquier director o jefe de sección. Para servir a los demás. Para hacer que el trabajo de todos las personas bajo nuestro mando, puedan hacer su trabajo lo más fácil posible. Porque si logramos eso, realmente lo que estamos logrando, es tratar a la gente como personas, y reducir esfuerzos innecesarios que al final son sobrecostos. Porque serán personas mucho más efectivas por el simple hecho de estar motivadas y sabiéndose cuidadas por quien realmente tiene que dirigirlas y protegerlas.
Y sobre todos no debemos olvidar que somos personas y que no somos Dioses del olimpo empresarial, porque cuando pasa eso, es cuando realmente dejamos de ser efectivos para cualquier organización.

Realmente Dámaso, el LIDER «sirve» a los demás, mientras que el JEFE «se sirve» de los demás.
Un LIDER tiene un «propósito», mientras que un JEFE tiene sólo un «objetivo».
Un buen artículo para reflexionar.
Grácias Antonio por tu comentario.